No habia descargado la lluvia aquel septiembre
sobre las rocas pardas,se acumulaba el polvo
en las grietas limadas por la tramuntanada,
sobre las pobres matas,en los cardos sin flor
o se arremolinaba frente a los soportales
y cegaba los ojos. Algun atardecer
se diluia el pueblo en luces fantasmales:
era la niebla,y solo se escuchaban
un fragmento de voces,un murmullo de aguas,
las ondas del tañido del reloj parroquial
- lentas horas de un tiempo por el que deslizarse
la mirada extraviada,ilimitado mar...
No existia ese pueblo.Sus caprichosos cubos
borrosos en la niebla,nunca fueron reales.
O quizas irreales eran aquellas vidas
que sabiamos nuestras,ese mal sueño en donde
el hombre se desbrava y el amor reseca
- vieja tela de araña,pesadilla diurna
que envejece a los niños y humilla las cabezas.
Por completo imposible perfilar el pasado
o el exacto momento del fin de los volumenes,
de los refugios,blancos hace tan pocas horas.
Aquel largo verano despertamos de un sueño
que no era nuestro sueño.O paso que dormimos
un sosiego ficticio bajo un cielo trucado.
Imposible saberlo.Tan solo dos certezas:
cuando por sobre el cabo,enrojecido
de maldad y de sangre,un sol inesperado
aparecio entintando la brisa con promesas
de epidemias del sur,calcinacion y fiebre.
Y a su mirada la brisa se detuvo,se agostaron
los ultimos rocios,y hasta la firme alondra
tuvo miedo en su trino
y un temblor en las alas.
Porque era el sol de los sedientos sures,
el sol con una calavera deslumbrante
fija en la roja frente desvelada.
O aquella madrugada que,desde S'Alquerias,
vimos girar el cielo lentamente. Vimos
a Venus en la masa lejana de los montes
posarse suavemente
y no lo vimos mas.
¿ Hacia donde ? ¿Hacia donde ? preguntaban.
¿ Y la estrella rojiza de la guerra ?
¿ Y las constelaciones que dicen que nos protegen ?
Todo danzaba sobre si mismo y se precipitaba
pero nosotros no. Un dia no estaremos
y tu constelacion tutelara otras vidas
no menos atrapadas.
Un dia no estaremos y nada recordara
las huellas de los cuerpos sobre la colcha aspera
aquellas sobretardes de Septiembre.
Largos juegos de naipes en la madrugada
un punto emborrachados de blues y de ginebra,
mientras Graham cantaba la historia de su encuentro
con este mismo pueblo un dia de verano,
y los perros dormian y estalaban las copas
e increible y magnifica pasaba provocando
la virgen de las tetas - carnaval recobrado
que un angel presidia sin alas y sin ojos.
No vimos ni pudimos ver los broncos estigmas
de la danza de la muerte que los vivos trenzaban,
su aburrido cloqueo,su molde vaciado.
Nuestro abrazo de carne barria las miserias
como los dioses crean,transfiguran o matan.
- Ceguera poderosa aquella en la que amamos.
Porque aqui fue donde fuimos felices
y siempre temblorosos ante el primer contacto,
la primera caricia sobre los rostros suaves,
entre los dedos agiles,la primera mirada
mantenida a los ojos tan graves de repente.
Como cristales rotos,angulos y reflejos
imprevistos creabais con todos vuestros sueños,
vidrios evanescentes,tatuajes de sangre.
cuchillas desgarrando las viejas cicatrices.
Nada nos exigimos,lo se,pero sospecho
que algo tuvo que ser aquel contacto efimero.
O quizas nada fue.Resurrecion trucada
la palabra.Hipocrita mesias el recuerdo.
¿ Apenas alejadas y ya solo fantasmas ?
Pero si incluso estos una incierta esperanza
reviven en las sombras: no estar del todo muertos,
y pretenden amarse no menos que nosotros
esas noches de insomnio y norte desatado
en la que nos aullan sus humanos reproches
y los niños se asustan y nosotros decimos
solo es el viento,el viento,pero nos enlazamos
- nuevos Hansel y Gretel perdidos en el bosque -
y,como el marinero que conjura el mal tiempo
narrando tempestades de un pasado soñado,
te fabulo una historia de luchas con los lobos
en un campo de nieve.