ARMONIA
Se desperto con el sol en el rostro.Abrio los ojos y,oro sobre rojo,la gran montaña que dominaba el paramo entro en la habitacion con toda su fuerza telurica.Mientras se afeitaba no echo de menos la radio ni el periodico.Acaricio levemente el cabello de la mujer que habia dormido a su lado y salio sin hacer ruido para no despertarla.De la cocina le vino el calido aroma del cafe recien hecho.
En la puerta de la casa abrio mucho los ojos para beber todo el azul limpio e intenso del cielo.Despues empezo a andar por el retamar,las manos cerradas en los bolsillos del gaban,para resguardarlas del frio cortante de la mañana.Como un enorme espejo partido en mil pedazos,los ultimos residuos de la nevada se adherian caprichosamente al paisaje volcanico de roca y arenisca.El silencio,solo roto por el jadear de un perro flaco,tal vez huido de su cazador,se extendia como un aspecto mas de aquel paraje,sereno y atormentado al mismo tiempo.El can se perdio al trote por un recodo del monte.Asustada a su paso,una aguililla levanto repentino vuelo sobre un roquedal,ola petrificada en el mar de lava.Semejante a un caleidoscopio inmenso,la luz del sol cambiaba de matiz,segun el color o la textura de las piedras que tocaba.
Navegando en un mar de sensaciones,penso en la vida como un album fotografico errante en la memoria,cuyas hojas pasan casi sin darnos cuenta.El vuelo inusitado de un ave,la forma insolita de una roca,el roce de unos pasos en la grava,o el ruido mas tenue de los propios pensamientos,nos retrotraen de pronto vivencias dormidas en lo profundo del ser.Soles que alumbraron otros cielos o hicieron brotar rosas de luz en otros corazones.
Una escalera rupestre le condujo hasta la base de un gran ara natural.Ante aquellas rocas,mas antiguas que el hombre y que seguirian alli cuando ya no hubiera hombres,tuvo conciencia de ser un componente mas de la naturaleza que les habia dado forma.Como la retama que acababa de rodear para no dañar sus ramas escarchadas,el obelisco de lava blanco y verde al otro extremo de la paramera,o el pajaro que se habia perdido minutos antes tras la montaña coronada de nieve.En su inanimidad,las antiquisimas piedras podian simbolizar la esencia misma de la vida,pues el corazon efimero de los hombres dota de alma sempiterna a los lugares que siente como suyos.
Mas tarde,se sumergio en un ambiente de gente despreocupada y ociosa,que saboreaba refrescos e infusiones y variados matices de cafe,la ropa de abrigo amontonada a un lado con descuido y hablando en sonoros idiomas extranjeros.Junto a la mujer que en ese momento amaba,en un salon encristalado y tibio,con la imperiosa presencia de la montaña,ornada de retamas y perennes y resecos tajinastes,sorbia placidez de una sonrisa,y en sus ojos levemente entornados el reflejo de todos los amaneceres felices,que habia gozado a lo largo de su vida.
Un Texto de Julian Ayala-