jueves, agosto 31, 2006

OCEAN COLOUR SCENE EN LA BELLA ISLA

OCEAN COLOUR SCENE (Tenerife, 15 de julio de 2006)
Cierto día me vi sorprendido por la casi absurda noticia de que la banda de rock inglés Ocean Colour Scene, a los que había seguido con interés durante su ya larga carrera de más de diez años, iban a actuar en un horripilante festival celebrado en el sur de la isla de Tenerife cuyo cartel de años anteriores estaba centrado en la vomitiva música electrónica. Así que hube de hacer de tripas corazón y hacerme a la idea de acudir a esa detestable reunión por primera vez (y última) o perderme la actuación de OCS en esta isla, carente de un circuito decente (qué digo decente! mejor digo con una mínima y exigible calidad!) de actuaciones en vivo para desespero de mi persona, cuyos gustos le hacen más difícil el disfrutar de buena música en esta tierra oceánica.
Por una serie de circunstancias pude acudir al festival gratuitamente (no les proporcioné dinero a la pandilla de discotequeros aficionados a ciertos polvos blancos que lo organizaban) y por esas mismas circunstancias, que contaré en otra ocasión (o no), me mantuve alejado de los escenarios donde “músicos” electrónicos desarrollaban sus actuaciones y jipis locales hacían infernales “perfomances” convencidos de que sus propuestas eran artísticas e interesantes. Así que de una forma u otra pude escapar como pude del ambiente que me rodeaba hasta la venturosa hora del inicio del concierto de OCS, que increíblemente se adelantó, con lo que pude escapar antes de lo previsto de aquel infierno!
Y vaya concierto! Era la segunda vez que los veía, y superaron aquel primer encuentro con la banda. Relajados, pero no carentes de tensión a la hora de tocar su repertorio, desgranaron su canciones centrándose en sus dos obras maestras: Moseley Shoals y Marchin’ Already, para mi deleite, el de unos cuantos fieles a la banda y de una pequeña comunidad de ingleses que se conocían al dedillo las canciones de sus compatriotas. De esta manera iniciaron de forma arrolladora el concierto con la relampagueante Hundred Mile High City, y de esos álbumes nos ofrecieron himnos como The Riverboat Song, The Day We Caught The Train, The Circle, la rhythmanblusera y deliciosa rareza en sus conciertos 40 Past Midnight, You’ve Got It Bad, One For The Road, Better Day y Travellers Tune. Pasando un poco por alto sus discos de la etapa intermedia, de los que eligieron la coreada Profit In Peace y Mechanical Wonder, acudieron a su último disco para entregarnos dos perlas, la delicada Drive Away y esa canción que tanto me recuerda a los momentos más folkies de los Faces, This Day Should Last Forever, para terminar apoteósicamente con un retorno a la herencia británica que tan bien representan con Day Tripper. Mucha energía de Steve Cradock, malabarista a veces con su Rickenbacker al más puro estilo Pete Townshend, y Simon Fowler con su voz arenosa en plena forma y de muy buen humor
Finalizado el concierto, y tras esperar unos momentos un posible y muy solicitado bis, me apresuré a abandonar el recinto y dejar atrás a sus indeseables organizadores y a la tanto, o aún más, indeseable mayoría de audiencia que representa gran parte de lo que más detesto (la falta de buen gusto musical, entre otras cosas!).
Angry Young Mod